sábado, 17 de enero de 2009

Tener una necesidad es útil. Nos pone en movimiento para satisfacer esa necesidad. Tener un deseo es más potente aún. Cuando deseamos algo con el alma, cada célula de nuestro cuerpo se esfuerza por lograrlo. Tener un sueño es algo de una fuerza casi sobrenatural. Nos esforzamos durante días, meses, años, par alcanzar ese sueño. Un sueño que nos puede cambiar la vida. Pero necesidades, deseos y sueños son pequeños al lado de la utopía. Tener una utopía es algo superior, algo vital. Una necesidad, un deseo, un sueño, pueden cambiar nuestra vida, pero una utopía puede cambiar el mundo. Y para bien o para mal, esa es la utopía de todos.

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¿Te has preguntado por el origen de ese dolor que atraviesa tu alma como una perdigonada cada vez que te asomas al abismo? ¿Ese mareo, ese resbalon hacia la nada cada vez que la negrura te hipnotiza? ¿No sientes que todos los besos esconden ese miedo a lo que no hay? ¿Y que todas las promesas y melodias solo espantan el presentimiento de estar cayendo al vacio? Es porque el abismo y tu alma estan construidos con la misma sustancia, ese agujero insondable que es el cosmos sacia su sed con tus labios. Eres la sombra de una pregunta que no tiene respuesta, tus disfraz de ser oculta tu negror. Eres un escorpion oculto en el vientre oscuro del infinito preparando su veneno para una unica ensartada. Eres la flecha de luz que busca clavarse en si misma. Asi estamos, huyendo por el cosmos de nosotros mismos, queriendo saber lo que no queremos saber. Y el abismo, que tampoco comprende, nos busca en cada momento para exclamarnos su secreto: "Infinita es la ausencia y eterna la soledad"

~ Don Lunfardo y el Señor Otario ~