sábado, 24 de enero de 2009









Las palabras fueron avispas y las calles como dunas, cuando aùn te espero llegar... En un ataúd guardo tu tacto y una corona con tu pelo enmarañado, queriendo encontrar un arco-iris infinito... Mis manos que aùn son de hueso y tu vientre sabe a pan, la catedral es tu cuerpo... Eras verano y mil tormentas, yo el leòn que sonrìe a las paredes que he vuelto a pintar del mismo color... No se distinguir entre besos y raìces, no sè distinguir lo complicado de lo simple y ahora estàs en mi lista de promesas a olvidar, todo arde si le aplicas la chispa adecuada... El fuego que era a veces propio, la ceniza siempre ajena, blanca esperma resbalando por la espina dorsal, ya somos màs viejos y sinceros, y què màs da si miramos la "laguna" como llaman a la eternidad de la ausencia... No se distinguir entre besos y raìces, no sè distinguir lo complicado de lo simple y ahora estàs en mi lista de promesas a olvidar, todo arde si le aplicas la chispa adecuada...

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¿Te has preguntado por el origen de ese dolor que atraviesa tu alma como una perdigonada cada vez que te asomas al abismo? ¿Ese mareo, ese resbalon hacia la nada cada vez que la negrura te hipnotiza? ¿No sientes que todos los besos esconden ese miedo a lo que no hay? ¿Y que todas las promesas y melodias solo espantan el presentimiento de estar cayendo al vacio? Es porque el abismo y tu alma estan construidos con la misma sustancia, ese agujero insondable que es el cosmos sacia su sed con tus labios. Eres la sombra de una pregunta que no tiene respuesta, tus disfraz de ser oculta tu negror. Eres un escorpion oculto en el vientre oscuro del infinito preparando su veneno para una unica ensartada. Eres la flecha de luz que busca clavarse en si misma. Asi estamos, huyendo por el cosmos de nosotros mismos, queriendo saber lo que no queremos saber. Y el abismo, que tampoco comprende, nos busca en cada momento para exclamarnos su secreto: "Infinita es la ausencia y eterna la soledad"

~ Don Lunfardo y el Señor Otario ~