miércoles, 24 de septiembre de 2008

Puedo conseguir una estrella y hasta el cielo por vos... Puedo estar despierta tres día y hacerte una canción, de amor, terror... Puedo regalarte mi vida, todo mi corazón... Pero sabes, yo que crecí en la calle, soy una esclava de su amor... Puedo construir una autopista y al infierno llegar... Romper los cristales de esta oscura ciudad... También seré la mujer perfecta, esa imbécil que soñó tu papa... Pero sabes, yo que crecí en la calle, soy una esclava de su amor, de su amor... Puedo conseguir una estrella, todo el cielo por vos... Puedo estar despierta tres días y hacerte una canción, de amor, terror... Puedo regalarte mi vida y que sepas quien soy... Pero sabes, yo que crecí en la calle, soy una esclava de su amor... Puedo decir que soy una mujer libre... Soy una esclava de su amor, de su amor...

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¿Te has preguntado por el origen de ese dolor que atraviesa tu alma como una perdigonada cada vez que te asomas al abismo? ¿Ese mareo, ese resbalon hacia la nada cada vez que la negrura te hipnotiza? ¿No sientes que todos los besos esconden ese miedo a lo que no hay? ¿Y que todas las promesas y melodias solo espantan el presentimiento de estar cayendo al vacio? Es porque el abismo y tu alma estan construidos con la misma sustancia, ese agujero insondable que es el cosmos sacia su sed con tus labios. Eres la sombra de una pregunta que no tiene respuesta, tus disfraz de ser oculta tu negror. Eres un escorpion oculto en el vientre oscuro del infinito preparando su veneno para una unica ensartada. Eres la flecha de luz que busca clavarse en si misma. Asi estamos, huyendo por el cosmos de nosotros mismos, queriendo saber lo que no queremos saber. Y el abismo, que tampoco comprende, nos busca en cada momento para exclamarnos su secreto: "Infinita es la ausencia y eterna la soledad"

~ Don Lunfardo y el Señor Otario ~