miércoles, 24 de septiembre de 2008

Cosa difícil de hacer, como volver a la vida peces... Y que así puedan nadar otra vez en mí sopa de pescado... La muerte y yo... Y siempre Dios contra todos, un pie en el tren, y otro en el andén, ardiendo... Me he puesto grande, ya ves... Sólo le pido a la vida que no me duela y no estar aquí si cae más mierda del cielo... Miro a mis pies y por distracción recorto mis uñas secas, no son mías ya... Te digo adiós para bromear -"que el señor te rebendiga!"- No sirvo y nunca serví para tristes despedidas... Pobre mi amor! bendito amor! va saturando un pañuelo... La larga sombra que vi es la de mi pasado, un paraíso de amor que viví en el corazón del infierno... Y nunca más... (el sigue allí) Ya nunca más tendré miedo... (luz crepuscular) Cuando esa luz que crece en mí, sea la que domine el cielo... Me va alumbrando la luz de los que no respiran...

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¿Te has preguntado por el origen de ese dolor que atraviesa tu alma como una perdigonada cada vez que te asomas al abismo? ¿Ese mareo, ese resbalon hacia la nada cada vez que la negrura te hipnotiza? ¿No sientes que todos los besos esconden ese miedo a lo que no hay? ¿Y que todas las promesas y melodias solo espantan el presentimiento de estar cayendo al vacio? Es porque el abismo y tu alma estan construidos con la misma sustancia, ese agujero insondable que es el cosmos sacia su sed con tus labios. Eres la sombra de una pregunta que no tiene respuesta, tus disfraz de ser oculta tu negror. Eres un escorpion oculto en el vientre oscuro del infinito preparando su veneno para una unica ensartada. Eres la flecha de luz que busca clavarse en si misma. Asi estamos, huyendo por el cosmos de nosotros mismos, queriendo saber lo que no queremos saber. Y el abismo, que tampoco comprende, nos busca en cada momento para exclamarnos su secreto: "Infinita es la ausencia y eterna la soledad"

~ Don Lunfardo y el Señor Otario ~