viernes, 10 de abril de 2009

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Ya lo vieron sentado sin poder hablar, era un hombre de lunas y pocas cosas más. Una noche, un amor que se le fue, traicionero, le hirió el corazón sin ver. Lo que había detrás de ese hombre no era más que una copa de vino y siete lunas que hoy no están... Sigue solo, triste con su pobre corazón que desprende su camisa, no deja un botón. Ya lo vieron sentado sin poder hablar, era un hombre de lunas y pocas cosas más. Una noche, un amor que se le fue traicionero, le hirió el corazón sin ver...

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¿Te has preguntado por el origen de ese dolor que atraviesa tu alma como una perdigonada cada vez que te asomas al abismo? ¿Ese mareo, ese resbalon hacia la nada cada vez que la negrura te hipnotiza? ¿No sientes que todos los besos esconden ese miedo a lo que no hay? ¿Y que todas las promesas y melodias solo espantan el presentimiento de estar cayendo al vacio? Es porque el abismo y tu alma estan construidos con la misma sustancia, ese agujero insondable que es el cosmos sacia su sed con tus labios. Eres la sombra de una pregunta que no tiene respuesta, tus disfraz de ser oculta tu negror. Eres un escorpion oculto en el vientre oscuro del infinito preparando su veneno para una unica ensartada. Eres la flecha de luz que busca clavarse en si misma. Asi estamos, huyendo por el cosmos de nosotros mismos, queriendo saber lo que no queremos saber. Y el abismo, que tampoco comprende, nos busca en cada momento para exclamarnos su secreto: "Infinita es la ausencia y eterna la soledad"

~ Don Lunfardo y el Señor Otario ~