jueves, 15 de enero de 2009














Ya sufriste cosas mejores que éstas y vas a andar esta ruta, hoy, cuando anochezca. Tu esqueleto te trajo hasta aquí con un cuerpo hambriento, veloz y aquí ¡Gracias a dios! uno no cree en lo que oye. Angel de la soledad y de la desolación preso de tu ilusión vas a bailar, a bailar... Bailar. Es tan simple, así (no podés elegir) claro que no siempre, ¿ves? resulta bien, atado con doble cordel (el de simular), no querés girar maniatado, querés faulear... Y arremolinar. Medís tu acrobacia y saltás. Tu secreto es: -La suerte del principiante no puede fallar.- Alguna vez, quizá, se te va la mano y las llamas en pena invaden tu cuerpo y caés en manos del Angel de la Soledad y él ¡Gracias a dios! tampoco cree en lo que oye. Angel de la soledad y de la desolación preso de tu ilusión vas a bailar, a bailar... Bailar.

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¿Te has preguntado por el origen de ese dolor que atraviesa tu alma como una perdigonada cada vez que te asomas al abismo? ¿Ese mareo, ese resbalon hacia la nada cada vez que la negrura te hipnotiza? ¿No sientes que todos los besos esconden ese miedo a lo que no hay? ¿Y que todas las promesas y melodias solo espantan el presentimiento de estar cayendo al vacio? Es porque el abismo y tu alma estan construidos con la misma sustancia, ese agujero insondable que es el cosmos sacia su sed con tus labios. Eres la sombra de una pregunta que no tiene respuesta, tus disfraz de ser oculta tu negror. Eres un escorpion oculto en el vientre oscuro del infinito preparando su veneno para una unica ensartada. Eres la flecha de luz que busca clavarse en si misma. Asi estamos, huyendo por el cosmos de nosotros mismos, queriendo saber lo que no queremos saber. Y el abismo, que tampoco comprende, nos busca en cada momento para exclamarnos su secreto: "Infinita es la ausencia y eterna la soledad"

~ Don Lunfardo y el Señor Otario ~