lunes, 5 de enero de 2009

Suavecito me pusiste todo en su lugar, suavecito,
como juego para armar, como al barro el alfarero, como brisa de aguacero,
conquistaste, suavecito...
Colocaste besos justamente en el lugar, suavecitos, cirugía para curarlas heridas que dejo el pasado sin sanar y en el caos de mi infierno instalaste tu gobierno y abrazaste, suavecito...
Suavecito, fuiste casi imperceptible sin prisas de a poquito, colocaste tu bandera inamovible, suavecito, fuiste tan demoledor, pasito con pasito tu paciencia arrolladora me salvo, suavecito...
Suavecito fui ganando con saber perder, suavecito sin afanes de imponer, con la calma que viene del tacto de hombre como huella de gaviota, como se forma una gota, me atrapaste, suavecito...
Me aceptaste como un cero izquierdo y sin valor, me peleaste sin nada a tu favor, con la suavidad con la que se mueve un rumor, con el paso de un anciano, con paciencia de artesano, me salvaste, suavecito...
Suavecito, fuiste casi imperceptible, sin prisas de a poquito, colocaste tu bandera inamovible, suavecito, fuiste tan demoledor, pasito con pasito tu paciencia arrolladora me salvo, suavecito...

No hay comentarios:

¿Te has preguntado por el origen de ese dolor que atraviesa tu alma como una perdigonada cada vez que te asomas al abismo? ¿Ese mareo, ese resbalon hacia la nada cada vez que la negrura te hipnotiza? ¿No sientes que todos los besos esconden ese miedo a lo que no hay? ¿Y que todas las promesas y melodias solo espantan el presentimiento de estar cayendo al vacio? Es porque el abismo y tu alma estan construidos con la misma sustancia, ese agujero insondable que es el cosmos sacia su sed con tus labios. Eres la sombra de una pregunta que no tiene respuesta, tus disfraz de ser oculta tu negror. Eres un escorpion oculto en el vientre oscuro del infinito preparando su veneno para una unica ensartada. Eres la flecha de luz que busca clavarse en si misma. Asi estamos, huyendo por el cosmos de nosotros mismos, queriendo saber lo que no queremos saber. Y el abismo, que tampoco comprende, nos busca en cada momento para exclamarnos su secreto: "Infinita es la ausencia y eterna la soledad"

~ Don Lunfardo y el Señor Otario ~