te levantas otras diez,
otras cien, otras quinientas:
no han de ser tus caídas tan violentas,
ni tampoco, por ley, han de ser tantas...
No te des por vencido,
ni aun vencido,
no te sientas esclavo,
ni aun esclavo; trémulo de pavor,
piénsate bravo,
y arremete feroz, ya malherido.
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