lunes, 8 de diciembre de 2008

Sabíamos no decirnos nada, conservando en apariencia, una amistad consolidada. Sabíamos no exigirnos mucho, hola ¿qué hacés?, convidame un pucho, que me tenés abandonada... Vos con tu mochila a cuestas, yo con la excusa perfecta, para charlar de pavadas... Nos hizo un guiño san telmo, un poco de humo en el medio, y enloquecieron las miradas... Quiso el destino que esa noche hiciera frío, y que el ruido de los coches me hiciera hablarte al oído. Y si el diablo se contenta con que dudes un instante... Vos y yo nuestras miserias y esta noche por delante amor, ¿quién sabe?... Un umbral perdido, y aquel bar medio vacío, como único testigo... Bridamos por el olvido, y el espíritu del vino, se fue haciendo nuestro amigo... Con el corazón en llanta, nada mejor que tu lengua, abrigando mi garganta. Y conga, conga, conga, y que siga la milonga, que el mozo traiga otra ronda y que pague Dios... Quiso el destino que ya no hiciera mas frío, y sin coche y sin ruido sigo hablándote al oído... Y el diablo se contenta con que dudes un instante... Vos y yo nuestras miserias y esta noche por delante amor... ¿Quién sabe?... Amor, ¿quién sabe?...

No hay comentarios:

¿Te has preguntado por el origen de ese dolor que atraviesa tu alma como una perdigonada cada vez que te asomas al abismo? ¿Ese mareo, ese resbalon hacia la nada cada vez que la negrura te hipnotiza? ¿No sientes que todos los besos esconden ese miedo a lo que no hay? ¿Y que todas las promesas y melodias solo espantan el presentimiento de estar cayendo al vacio? Es porque el abismo y tu alma estan construidos con la misma sustancia, ese agujero insondable que es el cosmos sacia su sed con tus labios. Eres la sombra de una pregunta que no tiene respuesta, tus disfraz de ser oculta tu negror. Eres un escorpion oculto en el vientre oscuro del infinito preparando su veneno para una unica ensartada. Eres la flecha de luz que busca clavarse en si misma. Asi estamos, huyendo por el cosmos de nosotros mismos, queriendo saber lo que no queremos saber. Y el abismo, que tampoco comprende, nos busca en cada momento para exclamarnos su secreto: "Infinita es la ausencia y eterna la soledad"

~ Don Lunfardo y el Señor Otario ~