miércoles, 24 de diciembre de 2008

Cómo estás? La noche no te hizo mejor que a mí... No estás para hablar, no estás para un día más, no estás para pedalear, ni siquiera imaginar... -Yo estoy bien, anoche tomé un poquitito más de lo que suelo hacer, pero es que amaneció y en el cielo sus ojos vi, apuntando directo a mí... Caminando entre nubes voy, por veredas de algodón. Ciego y redondo estoy, el día no me avisó. Me pasé, la gente miraba sin entender, me decían: vos no estás bien... Es que no tengo reloj, ni monedas para volver... ¡y ni siquiera sé donde estoy! El sol cayó y yo que seguía tirado ahí, sin poder encontrar al par de ojos negros en cielo gris de ese ángel que al sonreír, no hay tristeza cerca de mí...

No hay comentarios:

¿Te has preguntado por el origen de ese dolor que atraviesa tu alma como una perdigonada cada vez que te asomas al abismo? ¿Ese mareo, ese resbalon hacia la nada cada vez que la negrura te hipnotiza? ¿No sientes que todos los besos esconden ese miedo a lo que no hay? ¿Y que todas las promesas y melodias solo espantan el presentimiento de estar cayendo al vacio? Es porque el abismo y tu alma estan construidos con la misma sustancia, ese agujero insondable que es el cosmos sacia su sed con tus labios. Eres la sombra de una pregunta que no tiene respuesta, tus disfraz de ser oculta tu negror. Eres un escorpion oculto en el vientre oscuro del infinito preparando su veneno para una unica ensartada. Eres la flecha de luz que busca clavarse en si misma. Asi estamos, huyendo por el cosmos de nosotros mismos, queriendo saber lo que no queremos saber. Y el abismo, que tampoco comprende, nos busca en cada momento para exclamarnos su secreto: "Infinita es la ausencia y eterna la soledad"

~ Don Lunfardo y el Señor Otario ~