sábado, 15 de noviembre de 2008



Voy caminando bajo una luna azul y las estrellas que descansan sobre el mar... Me fui de casa, estoy en otro lugar; en la cornisa de una falsa soledad... A lo lejos, está saliendo el sol y veo tu cara junto a todo el amanecer... Nene, no hay nada que me pueda hacerte olvidar, me robaste el corazón... Estoy tan lejos, tratando de olvidar, tomando vino y fumando frente al mar... No tiene cura esta gran enfermedad... Estoy tan lejos, tratando de olvidar... Que nos conocimos en San Telmo, en el viejo Museo Rock; donde todo se hacía, como por primera vez... Fue en el baño donde vos me hiciste arder, desde el tabique hasta la punta de los pies... Nos amamos, pero pronto se acabó, como se acaban las cosas que te hunde al dolor... Nene, no hay nada que me pueda hacerte olvidar, me arruinaste el corazón...

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¿Te has preguntado por el origen de ese dolor que atraviesa tu alma como una perdigonada cada vez que te asomas al abismo? ¿Ese mareo, ese resbalon hacia la nada cada vez que la negrura te hipnotiza? ¿No sientes que todos los besos esconden ese miedo a lo que no hay? ¿Y que todas las promesas y melodias solo espantan el presentimiento de estar cayendo al vacio? Es porque el abismo y tu alma estan construidos con la misma sustancia, ese agujero insondable que es el cosmos sacia su sed con tus labios. Eres la sombra de una pregunta que no tiene respuesta, tus disfraz de ser oculta tu negror. Eres un escorpion oculto en el vientre oscuro del infinito preparando su veneno para una unica ensartada. Eres la flecha de luz que busca clavarse en si misma. Asi estamos, huyendo por el cosmos de nosotros mismos, queriendo saber lo que no queremos saber. Y el abismo, que tampoco comprende, nos busca en cada momento para exclamarnos su secreto: "Infinita es la ausencia y eterna la soledad"

~ Don Lunfardo y el Señor Otario ~