miércoles, 3 de septiembre de 2008

Ya se que no vendrás, todo lo que fue, el tiempo lo dejo atrás... Se que no regresaras, lo que nos paso, no repetirá jamás... Mil años no me alcanzaran, para borrarte y olvidar... Y ahora estoy aquí, queriendo convertir los campos en ciudad, mezclando el cielo con el mar... Se que te deje escapar, se que te perdí, nada podrá ser igual... Mil años pueden alcanzar, para que pueda perdonar... Estoy aquí queriéndote, ahogándome, entre fotos y cuadernos, entre cosas y recuerdos que no puedo comprender... Estoy enloqueciéndome, cambiándome un pie por cara mía, esta noche por el día y nada le puedo yo hacer... Las cartas que escribí, nunca las envié, no querrás saber de mi... No puedo entender, lo tonta que fui, es cuestión de tiempo y fe... Mil años con otros mil mas son suficientes para amar... Si aun piensas algo en mi, sabes que sigo esperándote...

No hay comentarios:

¿Te has preguntado por el origen de ese dolor que atraviesa tu alma como una perdigonada cada vez que te asomas al abismo? ¿Ese mareo, ese resbalon hacia la nada cada vez que la negrura te hipnotiza? ¿No sientes que todos los besos esconden ese miedo a lo que no hay? ¿Y que todas las promesas y melodias solo espantan el presentimiento de estar cayendo al vacio? Es porque el abismo y tu alma estan construidos con la misma sustancia, ese agujero insondable que es el cosmos sacia su sed con tus labios. Eres la sombra de una pregunta que no tiene respuesta, tus disfraz de ser oculta tu negror. Eres un escorpion oculto en el vientre oscuro del infinito preparando su veneno para una unica ensartada. Eres la flecha de luz que busca clavarse en si misma. Asi estamos, huyendo por el cosmos de nosotros mismos, queriendo saber lo que no queremos saber. Y el abismo, que tampoco comprende, nos busca en cada momento para exclamarnos su secreto: "Infinita es la ausencia y eterna la soledad"

~ Don Lunfardo y el Señor Otario ~