miércoles, 10 de septiembre de 2008


La gente que no tiene personalidad, por lo tanto no tiene vida propia, no es feliz. Y como no puede encontrar la felicidad por su propia cuenta, valorando lo que tiene y lo que la vida le da, conformándose con lo que le tocó o toca tener día a día, reprochándose todo el tiempo el: ¿por qué la vida es así?, quejándose siempre de lo malo y hasta de lo bueno… Molesta a las demás personas. Claro, como no puede ser feliz por su propia cuenta, es feliz molestando a las personas que tienen a su alrededor. Poniéndole piedras en el camino, buscando e inventando problemas donde no los hay, todo para ver triste o en mal estado a la gente. Esta gente, en resumen, es feliz viendo caer a los demás, viden de la desgracia o tristeza ajena... Hasta que va a llegar el día, en que ellos van a caer, y nadie los va a escuchar, ni va a estar para ellos en ese momento tan importante que se van a querer levantar. Y se van a tan solos que no les va a dar la cabeza para pensar soluciones, o para poder intentar ser los de antes... Cosa que lamentablemente es muy difícil. Cuando una persona cambia y se ciega en lo que quiere ser, mejor dicho, en lo que quiere aparentar ser, es muy difícil que vuelva a ser la persona de antes. Ya que tiene nuevas metas que nunca pensó en proponerse, o nuevas amistades, nuevos ideales, nuevas tendencias… Que al querer demostrarle a la gente algo que no es, se van haciendo creer ellos mismos que quieren ser esto y no lo anterior. Es muy raro de explicar por medio de la escritura, pero es así, por lo menos así lo adapto yo. Las personas cambian de remera, de pantalón, de amigos, de novio/a, de escuela, de auto, de look, de todo, pero nunca se puede cambiar la esencia de cada uno. Por más ganas y esfuerzo que le pongas, nunca vas a dejar de ser vos mismo. Querer aparentar ser algo que nunca fuiste ni lo vas a ser, pero te sale tan bien, que las demás personas que no te conocen lo suficiente, te creen y dicen que copado/a este/a. Sinceramente esa gente no tiene personalidad, no tiene razón de ser todavía, o mejor dicho, todavía no encontró su razón de ser. Siendo todos diferentes, con ideales distintos, gustos diferentes, gays, lesbianas, transexuales, bisexuales, travestis, bipolares, malos, buenos, lindos, feos, gordos, flacos, hoy en día cada uno con su “tribu”: emo, flogger, rollinga, y demás… ¿Para qué querer ser todos iguales? ¿Para qué querer parecerse a este o a aquel otro? ¿Para qué? Si siendo cada uno lo que es puede conseguir todo lo que se proponga… Pero bueno, ese es el problema. Por querer parecerse a este o al otro, terminas siendo algo que nunca pensaste ser o que nunca nadie pensó que ibas a ser. Y cuando la cabeza te hace la última vuelta de tuerca, te das cuenta en lo que te convertiste, en cuanto cambiaste… Miras un poco para atrás y te ves muy diferente a lo que sos ahora y entras en un ataque de furia, de locura. Claro, perdiste tanto que queres recuperar todo. Y pensas: Si tan fácil fue cambiar, lo va a ser también volver a ser el/la de antes. Tus amigos te decían que estabas cambiado/a, que ya no eras el/la de antes y que andabas completamente en otra. Y vos, como siempre, adaptado/a a tu nueva “vida” no quisiste escuchar, ni aceptar opiniones ni críticas. Y así, como estás, solo/a, no te sentís bien. Por momentos, cuando te pones a pensar, extrañas, aunque te ciegues y digas: “así soy lo más feliz que existe” vos bien sabés que no es así y que estas desesperado/a por ser el/la de antes. Decís que hay tiempo, si, tanto tiempo y todo para vos… ¿Pero alguien pensó en los demás a la hora de actuar? Lo dudo. Buenísimo sería que cada uno cuando vaya a hacer algo, lo piense dos veces, por si le puede traer malas consecuencias para con el o con los demás… Pero si nos ponemos a pensar en todo el mundo, nunca vamos a poder hacer nada, ni cumplir un sueño, ni realizar un proyecto, ni nada. Pero creo que todos tenemos que ser un poco más persona y respetar a los demás, si, porque mi libertad termina cuando empieza la de los demás. Lastímate vos mismo, ódiate, insúltate, maltrátate, pero no involucremos a los demás… Tan feos son los cambios y tan bruscos también… Un día podés estar feliz con tus amigos charlando, con dolor de panza de tanto reírte y al otro día se olvidan de vos, de esos momentos hermosos que compartían juntos, porque claro, están creciendo, tienen nuevas metas, en las que vos no estás incluído, y ahí pensás: ¿Tan poco valgo? ¿No valen la pena los momentos que pasamos? ¿No son importantes que ya ni los recuerdan? Si lo son, y más de lo que cada uno se lo imagina… Pero cada persona (y más en la adolescencia), quiere buscar su identidad, su razón de ser, su motivo por el cual vivir… Y como pueden ser tus amigos, puede ser que te deje tu novio/a de un día para el otro, y no sepas cómo seguir, qué camino tomar, ni qué decisiones decidir… Entonces no queda más nada por hacer, solamente cerrar los ojos y agachar la cabeza y remarla, que de eso se trata la vida, en remarla y salir adelante, porque siempre se puede, aunque por momentos sientas que todo se viene a abajo y tengas ganas de largar todo, sin importar lo que pueda pasar, a la larga o a la corta, se puede, porque bien dice: Lo que no mata, fortalece… Y aunque pese, cuando más se sufre, más se aprende y obviamente que no hay mal que por bien no venga…Buena vibra.

Camila Galeazzi

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¿Te has preguntado por el origen de ese dolor que atraviesa tu alma como una perdigonada cada vez que te asomas al abismo? ¿Ese mareo, ese resbalon hacia la nada cada vez que la negrura te hipnotiza? ¿No sientes que todos los besos esconden ese miedo a lo que no hay? ¿Y que todas las promesas y melodias solo espantan el presentimiento de estar cayendo al vacio? Es porque el abismo y tu alma estan construidos con la misma sustancia, ese agujero insondable que es el cosmos sacia su sed con tus labios. Eres la sombra de una pregunta que no tiene respuesta, tus disfraz de ser oculta tu negror. Eres un escorpion oculto en el vientre oscuro del infinito preparando su veneno para una unica ensartada. Eres la flecha de luz que busca clavarse en si misma. Asi estamos, huyendo por el cosmos de nosotros mismos, queriendo saber lo que no queremos saber. Y el abismo, que tampoco comprende, nos busca en cada momento para exclamarnos su secreto: "Infinita es la ausencia y eterna la soledad"

~ Don Lunfardo y el Señor Otario ~