jueves, 28 de agosto de 2008

Decís perdón y un vaso termina en el fondo de sed... Ya fue, me voy, y puertas se cierran dejando caer... La sonrisa que esquiva Carlitos que dice que hoy gana el Ciclón... Le pateo cenizas al piso y me rindo frente a mi portón... Avanzo por la calle angosta y me llama Graciela al pasar... Le digo: "Me abrigo, vos no te preocupes, si llueve no me va a importar..." Voy pensando en que no hace ni un año y las cosas ya no son igual... Las disculpas no cuesta aceptarlas, me cuesta saber perdonar... Y vuelvo a despertar, cansada de estar tan cansada de ser... Me digo: “No hay mitad que sea tan mala como la que tenés”... Y olvido que traigo conmigo canciones y amigos, tu alma es ahora mi estrella... El dolor ya no hace mal... Mirando estoy, a veces me toca el silencio total, colgada de la hoja más alta del árbol que sé imaginar... Porque hay cosas que sangran por dentro y nadie las puede notar... Y me acuesto en la cama que un día la ropa te supe robar... Si percibo en la luna esa luz eterna, que reza tu nombre y convida el sabor... Quiero amanecer que mañana no soy si no tuve tu ayer...

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¿Te has preguntado por el origen de ese dolor que atraviesa tu alma como una perdigonada cada vez que te asomas al abismo? ¿Ese mareo, ese resbalon hacia la nada cada vez que la negrura te hipnotiza? ¿No sientes que todos los besos esconden ese miedo a lo que no hay? ¿Y que todas las promesas y melodias solo espantan el presentimiento de estar cayendo al vacio? Es porque el abismo y tu alma estan construidos con la misma sustancia, ese agujero insondable que es el cosmos sacia su sed con tus labios. Eres la sombra de una pregunta que no tiene respuesta, tus disfraz de ser oculta tu negror. Eres un escorpion oculto en el vientre oscuro del infinito preparando su veneno para una unica ensartada. Eres la flecha de luz que busca clavarse en si misma. Asi estamos, huyendo por el cosmos de nosotros mismos, queriendo saber lo que no queremos saber. Y el abismo, que tampoco comprende, nos busca en cada momento para exclamarnos su secreto: "Infinita es la ausencia y eterna la soledad"

~ Don Lunfardo y el Señor Otario ~